viernes, 20 de septiembre de 2019

Noches de dos lunas

Para las noches en las que hay dos lunas,
el sol permanece conmigo,
me da cobijo y alegra mis mañanas y noches.
Me aprieta muy fuerte contra él.
Sus rayos aceleran el tiempo como si fuera un péndulo enredado en mi pelo.
Su sonrisa activa mi sonrisa, crece así una planta que florece y se estremece al percibir al sol, se embarulla formando una enredadera y pasa a formar parte de un parque de arena.

Los niños juegan, y a veces alguno percibe la presencia de una flor -algún día, aunque con ninguna sombra-.

Las noches en las que mis manos acarician su espalda son las mismas noches en las que hay dos lunas y una planta florece.

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