lunes, 6 de abril de 2015

Ventaja o esclavitud


No lograba idealizar la belleza propia, aunque la de los demás sí. Podía escrutar la mirada de los otros, saber sus pensamientos, capacidades, faltas de cariño. Las propias solo pertenecen a alguien ajeno a quien no se le otorga el papel de interpretación. Porque el mundo es un gran escenario en el que los actores interpretan. ¿Y qué pasa con el que no lo hace? Se queda callado mirando la interpretación de los demás, escrutando la mirada de los otros, sabiendo sus pensamientos, capacidades y faltas de cariño. Sabiendo que, si a algún intérprete le preguntaban sobre él no-interpretador, nadie sabría escoger las palabras correctas.
El no interpretado sabe de todos pero nadie sabe de él, va tejiendo sus propios pensamientos, encerrándose en sí mismo hasta tal punto, de no saber quién realmente es.

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