Solo basta con un atardecer en el mar,
y soltar.
Es curioso como el paso del tiempo nos hace pequeños en un cuerpo mayor. Vemos ese transcurso en las personas que antes veíamos como niños, y que ya no lo son. Cómo las etapas van cambiando y de qué manera se llega a sustituir bebidas satánicas por vino o cerveza.
Es curioso, sentirte diferente y a la vez la misma en un cuerpo que ha vivido y ha crecido.
Parecido a ver la película perfecta en el momento perfecto.
Un pájaro de hierro que vuela casi a diario,
se mece y estremece entre las nubes sin dejar rastro.
A veces vuelta alto, otras bajo,
va dejando atrás el miedo,
duda, tambalea y cae en picado.
Sube alto, planea y va moviendo torbellinos a su lado.
Es el miedo que a veces no deja divisar el cielo.
Es el pájaro el que cuida su aleteo.
El que rompe, vuela, alto y sin miedo.
Es un pájaro con miedo a volar.